Juan Álvez, crack en valores (Parte II)

Continuamos con la segunda y última parte de la nota a Juan Álvez, que nos hace un repaso por su etapa en Peñarol y en Fénix. Anécdotas, historias, y un legado para las generaciones futuras.

Por Gustavo Castiñeira

Foto principal: Prensa del Centro Atlético Fénix.

Del azul al amarillo

Otro cuadro a franjas pudo ser su primera experiencia en el extranjero. El Cerro Porteño de Paraguay se interesó por él, pero un problema familiar lo ayudó a tomar la decisión de quedarse en el Uruguay, y defender a un club del que era simpatizante de niño. Por lo que cambia ahora la franja azul por una amarilla, y llega de Liverpool a Peñarol: “Cuando llegás al fútbol te das cuenta que tenés que ser hincha tuyo. Y de tu familia. Pero sí, de chico me gustaba Peñarol y fue un sueño cumplido ir”.

El gran cambio que sintió Juan de pasar de un cuadro chico a uno grande en lo cotidiano era el reconocimiento en la calle: “Me tocó ir al supermercado y hablaba con todo el mundo, salía donde salía me ponía a hablar con todo el mundo de Peñarol y eso fue la diferencia, de que a donde iba te conocían y ahí te preguntaban de cómo era la parte interna de Peñarol y que se sentía y bueno, más que nada que se cambiaba en eso, de que no podés salir mucho porque te conocían por todos lados”.

Otro cambio es la posibilidad de viajes, dado que Peñarol estaba clasificado para Copa Libertadores. Debutó en Peñarol justo en partido de copa, contra el Caracas. Ganaron 4 a 0 y Juan hizo gran partido en el lateral. De esos viajes tiene una anécdota jugando en Chile: “La primera vez que iba a Chile. Estaba en el piso 13. Y de repente se entró a mover todo. Se movió todo. Y mirábamos con mi compañero Silva para el edificio de al lado. Decíamos, se está moviendo el edificio. Hay un terremoto, hay un terremoto. Y el edificio de al lado se movía. Para acá y para allá, para acá y para allá. Una locura!!! ”.

A Juan lo pide Gregorio Perez, pero al DT lo echan en febrero en un episodio muy recordado, cuando Juan Pedro Damiani lo cesa por teléfono. En su lugar vendrá Jorge Da Silva, que será Campeón del Apertura y después Campeón Uruguayo en ese 2012-2013. Juan cumplió un sueño, y consiguió los únicos títulos hasta ahora de su carrera, pero no jugó todo lo que hubiera querido: “No jugué mucho, con todo el manoseo ese que hubo. Igual me tocó jugar bastantes partidos. El “Polilla” jugaba con laterales que tenían que subir y mucho. Yo venía de jugar en Liverpool de zaguero. Jugaba en línea de 3 y cuando era de 4 jugaba de zaguero. Como que ya estaba acostumbrado a jugar más en la cueva. Y creo que fue un poco eso también que me pasó factura. La dinámica que pedían a la hora de atacar”.

Compañeros a destacar varios, como el “Tony” Pacheco, Darío Rodríguez, el “Lolo” (Fabián) Estoyanoff, Damián Macaluso. Eso fue Peñarol, un año, cumplir un sueño. Y otra vez partir. Abandonar las franjas. Arrancar un nuevo desafío, y al club que, acostumbrado a no bajar y a resurgir de sus cenizas, iba a ocupar un lugar especial en la carrera de Juan Álvez.

Buscando resurgir, como el Ave Fénix

Me dice Juan: “No tenía equipo en ese momento. La gente que me representaba me estaba buscando equipo pero no se me daba, no se daba, hasta que en febrero me fui con Favaro a Fénix. Y la verdad que cuando llegué al club me sorprendió. El club y su gente. Hermoso el club, bien de barrio. Siempre la gente andaba en la vuelta. Y bueno,

acá sigo, peleando en la “B” que es muy difícil. Después de tantos años, me hubiera gustado poder darle más de lo que le di a Fénix”. Así es el cariño que siente por el club que considera su casa, y en el que le gustaría retirarse.

Muchos técnicos y compañeros pasaron en tantos años: “Primero que nada Favaro. Después destaco a Rosario Martínez. Un señor. Era blanco o era negro con él. Y cada cosa que tenía que decir te la decía en el vestuario sin que nada saliera para afuera. Nunca te dejaba pegado. De los tipos que decís ojalá existieran más como él. Juan Tejera, “Nacho” Pallas también, a quién tuve de compañero como jugador y después como técnico. Y compañeros no quiero nombrarte porque sería injusto. Seguro me olvide de muchos”. Igual para marcar lo que ha sido la trayectoria de Juan, alcanza con el recuerdo que tiene de jugar con Martín Liguera, un referente del club, y con Leo Fernández, de quién recuerda que ya en aquel entonces se lo veía un diferente, y destacaba por su pegada.

Crack adentro y afuera

Una vez circuló una foto de Juan Álvez. La camiseta de Fénix casi tapada, por una margarita con un pétalo menos. La bandera de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos tapaba la camiseta de Fénix por la que hinchaba Óscar Tassino, desaparecido de la dictadura civil y militar uruguaya. Juan se sincera: “Yo no estaba muy empapado en todo ese tema. Y vino Javier (Javier Tassino, hermano de Oscar), me contó toda su historia. Se me erizaba la piel, pobre familia. Y la verdad que no me gustaría estar en su lugar, buscando a su familiar, para darle una despedida digna. Toda la gente que aparece con este tema, cuando pueda, la voy a apoyar. Porque son cosas que están pidiendo familias que pasaron cosas duras, y quieren que les den a sus familiares. Mientras yo esté en el fútbol, los voy a apoyar, porque considero que se merecen que encuentren a sus familiares desaparecidas”. Sencillo y claro.

También Juan se siente muy involucrado y representado con el movimiento de jugadores “Más unidos que nunca”, a quienes apoya y les reconoce grandes logros desde que están en la Mutual. Siempre fue uno de los referentes cuando un conflicto entre jugadores y clubes terminó en una huelga. Y ve con dolor los problemas actuales de los derechos del fútbol. Se hablan de millones y millones, pero Juan recuerda y defiende a los que la pasan mal, que algunas veces uno olvida que son la mayoría de los jugadores de nuestro “profesional” fútbol.

Secreto de longevidad

Hoy que en las redes a cada rato aparecen promociones de fórmulas secretas para mantenerte saludable y en forma, calistenia y mil cosas más, uno siente la tentación de preguntarle a Juan cómo logra mantenerse competitivo después de tantos años. En 2022 fue el jugador que más partidos y minutos disputó. Los jugó todos. Y solo salió a los 87 minutos de un partido. La respuesta no encierra ningún secreto: “El secreto es entrenar, descansar y alimentarse bien. Después, todo lo demás, entrar a demostrar en la cancha. Si vos descansás y te alimentás bien, no tenés lesiones, vas a rendir a los niveles que vos querés. Si ya después no descansás, te alimentás mal, ya el cuerpo te entra a marcar dolores, te entra a pasar facturas, ya entras a faltar a los partidos, las prácticas, y bueno, si vos mantenés un nivel las cosas se te hacen más fáciles”.

Planeando el futuro

La vida de futbolista es corta, y eso también vale para Juan, a pesar de sus 22 años jugando en primera: “Me puse en la cabeza de hacer el curso de entrenador. Tenía mis amigos Sergio Migliaccio y Luis Almada, que ahora están en Artigas los dos, que me dijeron, vamos a hacerlo, después te queda. Aprovechá que estamos los tres, y lo hacemos juntos, y bueno, lo hicimos. La verdad que fue algo que me gustó, y que tenían razón ellos, que me quede el título ahí, porque en un momento u otro uno decide no jugar, y sabes que ya está avalado para poder dirigir. Ahora me puse a hacer un curso también de director deportivo, que ya me queda un mes, si Dios quiere, queda hacer un proyecto, y si todo sale bien, ya soy director deportivo también. Estamos tratando de ocupar también un poco la cabeza. A principios de año hice el curso de Steel Framing también, que son cosas que se van a venir, y la verdad que me interesó, y lo hice. Y la verdad que le he metido bastante al tema del estudio”.

Goles son amores

La tarea de Juan es evitarlos. Pero supo convertir algún que otro gol, 7 para ser exactos. Incluso un golazo “maradoniano” con pinchada y todo al arquero. Pocos goles, la mayoría de las veces de pescador. Uno de suerte a Cerrito cuando levantó un centro que se le metió al golero jugando por el Fénix de Carrasco. Pero de todos esos goles, uno fue especial.

Cuando se anuncia que Belvedere va a ser demolido para que se construya un nuevo estadio, le pregunto a Juan un recuerdo que tenga en la histórica cancha que va a desaparecer. Y el valor que Juan le da a la historia lo pinta tal cual es.

Con Shirley tienen dos hijas, Melina de 15 y Luciana de 9. Cuando nació la primera, al poco tiempo la bebé se hizo presente por primera vez en Belvedere, a ver a su padre. Era como un regalo porque la fecha era especial: era por el cumple 27 de Juan. Partido complicado contra Rampla, que arranca ganando. Pero en 5 minutos todo cambió. Hernán Figueredo empata, Diego “Viruta” Vera de chilena pone el 2 a 1. Y ese día, inspirado por su cumple y su hija, Juan Álvez agarra un rebote que da el arquero luego de un tiro libre y de zurda, con gran definición, hace el único gol que hizo con la negriazul. Y el primero que le dedica a su pequeña. En aquel grito de gol seguramente está condensado todo lo que es Juan: lucha, sacrificio, amor a la familia. Porque como él dice: “Una persona fracasa cuando se rinde”.

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Notas:

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Casavalle, Unión, Salinas. Tres lugares en 42 años de vida. No parecen mucho. Wanderers, Liverpool, Peñarol, Fénix. Ya 22 años en primera división. Cuatro camisetas en su larga carrera. No parecen mucho. Pero sí son mucho para Juan Álvez. Porque lo importante para Juan pasa por otros lados.

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Tiene que pagar para jugar, entrena en canchas de tierra y debe hacer frente a todo tipo de prejuicios. Pero las ganas se anteponen a cualquier obstáculo, y ella elige este deporte pese a las malas condiciones. Publicada en mayo-junio de 2015

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